Emilia González era una mujer que no sabía de letras, madre de cinco hijos y muchos nietos. Injertada en el Pueblo de Dios por el Bautismo, practicaba la vida comunitaria de la Iglesia no sólo con el testimonio del diario vivir amando al prójimo y recibiendo los Sacramentos, sino también con su palabra y sus consejos. A todo esto habría que añadir su vida de penitencia y espíritu de oración.
¡Cuánto tengo que agradecérle a esa mujer! Mí abuela me tenía siempre en sus oraciones. Me instruyó en las enseñanzas de la Iglesia Católica. Hice la Primera Comunión y la acompañaba a Misa.
Me alejé
Con los años me alejé de la Iglesia Católica y de la Fe recibida. Busqué al Señor en otras iglesias particulares, donde encontré gente buena y amigos, pero que al igual que yo, estaban escasos de conocimientos. Leíamos la Palabra de Dios y creíamos en la interpretación que los hombres le dabancada cual a su manera.
Otra iglesia
Un día me invitó un compañero a visitar su iglesia. Me decía que esa sí venia desde los Apóstoles, y que todo lo que predicaban era de la Biblia. Era la llamada "Iglesia Cristiana" (o de Jesucristo). Y me enfatizaba: Podrás encontrar la fecha y el fundador de todas las sectas, pero de ésta jamás la encontrarás. Le acompañé a un culto, y efectivamente hablaban con la Biblia abierta, más que en las otras.
Mi abuela, al rescate
Un día hablé al ministro sobre mi abuela; cómo ella había profesado toda su vida la Fe Católica, y su amor al prójimo. Le conté cuando le llevaron la trágica noticia de que su hijo acababa de ser asesinado y cómo ella caminó hasta su dormitorio y arrodillada ante la imagen del Sagrado Corazón de Jesús pidió perdón por el asesino de su hijo. Le comenté: era católica y estoy seguro que está en el cielo porque practicó la ley de Jesucristo: el perdón.
El ministro me miró con el rostro enrojecido, y me dijo con voz entrecortada: "ESO SE VE MUY BONITO, PERO NO SALVA", porque estaba en la iglesia Católica. Si hubiera estado en la nuestra, sí le hubiese contado ese gesto para la salvación del alma.
Me sentí muy mal, pues amaba mucho a mi abuela. Le dije al ministro que no podía ser porque ella había perdonado en el momento supremo; de su corazón había brotado amor y perdón. Por mi insistencia en cosas así empezaron a mirarme mal y a alejarse de mí.
Perseveré en la búsqueda de la verdad
No me importó lo que me hacían. Perseveré y estudiaba la Palabra de Dios buscando información para convencerme si eran correctas las interpretaciones bíblicas que ellos me daban. Estudiaba mucho el libro del Apocalipsis y les decía que lo revelado en ese libro ya se había cumplido, y que a mi enteder se seguía cumpliendo en la Iglesia Católica Apostólica y Romana. Así por ejemplo: la mediación de los Santos entre Jesús y la Iglesia (Apocalipsis 5, 8), el triunfo de la Iglesia sobre la persecución (Apoc. 19, 19-21), y después de ese triunfo sobre la primera persecución, calumnias por generaciones posteriores (Apoc. 20, 7-10). Decía yo: hoy día todos atacamos a la Iglesia Católica; es una persecución lo que hay contra ella. Pero ellos no estaban de acuerdo conmigo.
Descubro la mentira
Un día, buscando información en una enciclopedia protestante, encontré, para mi asombro, la fecha y el nombre de los fundadores de la "Iglesia de Cristo" (Iglesia de Jesucristo) a la cual asistía. Fué fundada en el año 1804, en el estado de Kentucki por Barton W. Stone, anteriormente ministro presbiteriano (Historia de la Iglesia Cristiana -Ediciones Vida- Miami, páginas 186-187). Entonces me dí cuenta que mentían al decir que su iglesia venía de los Apóstoles.
Comprendí que todos los textos bíblicos utilizados por ellos contra la Iglesia Católica, estaban torcidos.
Más información e iluminación
Dios me estaba iluminando, pues otro día, buscando en una enciclopedia bautista, conseguí información sobre la Iglesia Católica. Fundada por Cristo y predicada por los Apóstoles. Fué perseguida cruelmente, hasta el Edicto de Milán de Constantino en el año 313 (Historia de la Iglesia, CLIE 1979 -Tarrasa, Barcelona- págs, 54-55).
En oración
Al leer estos documentos históricos, puse mayor empeño en mi búsqueda por la verdad. Pedía al Espíritu Santo el don de ciencia y sabiduría. Escudriñaba los Evangelios. Allí leí que la Iglesia Católica no había sido fundada por ningún hombre salido de otra iglesia, sino por el mismo Cristo que había escogido a Pedro como cabeza visible: Mateo 16, 18-19. Fundada hace 2000 años y a pesar de las innumerables persecuciones que ha sufrido y sufre, no ha dejado de ser la IGLESIA, porque ha habido y hay innumerables hombres y mujeres que han dado su vida en sacrificio por esa Iglesia.
Mi regreso a la Casa de todos
Todo esto me convenció de que la Iglesia Católica era la más antigua, la primera, la fundada por Cristo y de la cual Él dijo: "El poder del Infierno no prevalecerá contra ella" (S. Mateo 16, 18). Y también: "Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (S. Mateo 28, 20).
Todas las denominaciones, iglesias, sectas o como se las quiera llamar, que están fuera de la Católica, fueron fundadas por personas que directa o indirectamente han tenido descontentos con la Iglesia Católica, y se han apartado; se cumple en cada una de ellas lo que dice esta cita bíblica: Hechos 20, 28-30: "Yo sé que después de mi partida, se introducirán entre vosotros lobos crueles que no perdonarán al rebaño; y también entre vosotros mismos se levantarán hombres que hablarán cosas perversas, para arrastrar a los discípulos detrás de sí".
Por todas estas razones decidí alejarme de la llamada "Iglesia de Cristo"; no quería seguir siendo engañado ni engañar a nadie. He escrito el itinerario de mi vida espiritual, para que los que están en la Iglesia Católica estimen y gocen por estar en la Verdadera Iglesia, y los que no están o se han salido, vuelvan y tengan la alegría que yo, por gracia de Cristo, tengo y disfruto desde mi vuelta a ella.
Confesor Figueroa, Aguada
Puerto Rico
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